La educación estética y otros aspectos didácticos en relación con el jardín escolar

 

Por Homero Grillo

Ya hemos visto cuánta importancia le asigna el Programa para Escuelas Rurales a la realización de actividades en la huerta, el jardín y el taller, vinculándolas muy estrechamente  a la actividad docente.

Respecto al jardín, puede afirmarse que es un sector de trabajo en el cual el maestro puede, además de cumplir actividades muy similares a las efectuadas en la huerta, encontrar amplio campo para el desarrollo de la cultura estética.

En pocos aspectos la acción compensadora de la Escuela Rural puede ser más positiva que en este terreno dada la influencia del medio sobre el niño, donde las actividades que en general realiza, determinan en él cierta insensibilidad para captar toda la belleza del mundo que le rodea.

Echar y atar terneros en días de lluvia o frío, arar o ir a buscar su caballo, para concurrir a la escuela en mañanas de helada; pastorear animales con cerrazón, garúas o fuerte sol, son algunas de las tareas a que suele estar sometido el niño desde sus primeros años. Estas actividades, su forma de vida y el encontrarse sumergido en el paisaje, debe originar su insensibilidad ante el mismo y ante muchas otras manifestaciones de belleza. Hay pues un gran déficit a llenar, sensibilizando al niño para que sea capaz de vivir plenamente los mil matices que embellecen su mundo.

Las actividades realizadas en el jardín de la escuela, bien explotadas por el maestro, pueden dar los elementos que contribuyen a despertar y estimular esa sensibilidad. Además complementan otros aspectos del cultivo de la expresión y favorecen el trabajo del maestro permitiéndole utilizar elementos vivos y de fácil comprensión. Es  camino que una vez recorrido, impulsa a buscar en derredor los infinitos motivos de contemplación que ofrece el medio: un campo de lino o de borraja en floración; el oro de un trigal ondulado por el viento; árboles de hoja caduca con sus increíbles colores en el momento de deshojarse; montes en flor de espinillos, acacias, ceibos, ciruelos, durazneros; el manto azulado del camalotal cubriendo las aguas de un recodo de arroyo con sus remansos e islas, o la cortina de árboles que bordean sus riberas; la gota irisada de rocío.

Tal vez el primer atisbo de emoción se despierte en el niño el día que le hacemos notar la elegancia del galgo tendido en carrera tras la liebre, el vuelo del halcón, o el picaflor, las armoniosas formas de un caballo o el reluciente pelo de su petiso recién pelechado.

Inicialmente admirará las suaves curvas que forman las borduras que limitan el jardín, los rectos planos de los setos o la simetría de una thuya globosa. Más  adelante, por el afinado y paciente trabajo del maestro, interpretará el “afiche de melancolía” que nos sugiere el sauce llorón; cuánta belleza se encierra en el árbol de irregular y extraña forma, y hasta llegará un día a comprender la agonía del árbol  semi-seco, la tragedia del que ya murió o la del que sufre el abrazo mortal del higuerón. Y su mirada será sensible al espectáculo que ofrece el vaho que por las mañanas se levanta de los bajíos y cañadas para luego trasformarse en nube; al de un cielo estrellado o una noche de luna; a la fiesta de colores que ofrece una entrada de sol o la maravillosa aurora, tantas veces vista pero tan pocas admirada en toda sus grandeza.

El trabajo docente puede comenzar con la realización de proyectos efectuados por equipos de alumnos, ajustándose a lineamientos dados previamente por el maestro. La discusión que pueda surgir alrededor de los mismos permitirá analizar los posibles errores y detalles a tener en cuenta: facilitar el estudio y la comprensión de formas, proporciones y perspectivas; estimular la consulta de obras referidas al tema; iniciar al niño en el estudio de los colores, a fin de formar combinaciones agradables con las plantas que florecerán en los distintos canteros y muchas otras situaciones que podrán ser aprovechadas por el maestro para su trabajo.

Razones de orden práctico determinarán un tipo de jardín que, en sus lineamientos generales, se aproximará al de tipo paisajista, formado por canteros delineados a base de grandes curvas, ya que, debiendo el jardín escolar estar ubicado generalmente junto a zonas donde juegan los niños, su forma será determinada por la necesidad de dejar el mayor espacio libre para patio de recreo. Por esta causa, los canteros se formarán en los límites de dichos patios, en la avenida de entrada, junto a los cercos o en aquellos lugares que se estime conveniente, evitando siempre  trazarlos en las zonas de mayor tránsito a fin de que no resulten perjudicados.

Jardín proyectado y realizado en la escuela Nº 69 de Casupá

La profundidad o anchura de los canteros oscilará  entre dos y  tres metros; el mínimo de tierra a cultivar, posibilitará el trabajo.

Su altura, igual que en la huerta, será determinada, en parte, por el tipo de tierra y nivel del terreno: en lugares altos y secos, canteros más bien bajos para atemperar los efectos perjudiciales de la sequía; en lugares bajos y húmedos, perfectamente altos y con buenas salidas para  las aguas de lluvia. Existiendo  en nuestro país muy pocas escuelas rurales que disponen de riego, será necesario realizar labores muy oportunas para compensar esta deficiencia.  En otoño deberá cultivarse la tierra profundamente para facilitar el almacenamiento de las aguas invernales en el subsuelo. Un nuevo trabajo en primavera y escardas después de cada lluvia, resolverán en gran parte el problema de la falta de riego.

Este hecho obliga a limitar el número de plantas: pocas y bien distribuidas respecto a las permanentes tales  como margaritas, fucsias, rosales, jazmines, cotoneaster, thuya globosa, strelitzia, evónimo disciplinado, berberis, etc. En mayor profusión las anuales, sobre todo si pueden vegetar en invierno como el gladiolo y aquellas resistentes a la sequía  como las plantas crasas, los malvones, geranios, gazanias, etc. Por falta de riego y por el cuidado que exigen, se descartan los jardines con césped.

El jardín  podrá estar limitado por setos que, además de embellecerlo, pueden  protegerlo de los vientos dominantes, de las canchas de juego o independizarlo de la huerta u otros sectores.

Para la formación de estos setos se podrá emplear ligustrina, thuyas, crategus, evónimos, teucrium, lantana, membrillo de adorno y plantas que se desarrollen lentamente, permitiendo así que con una o dos podas por año puedan mantenerse a baja altura  Se  busca con ello facilitar la vigilancia de los niños cuando se encuentran fuera de los salones. Por igual causa, la elección de plantas para los canteros recaerá sobre  variedades de poco porte o que toleren podas severas.

Al distribuir las plantas en los canteros, colocarlas de mayor a menor esto es, plantas de más porte al fondo y las más pequeñas al frente, próximas a las borduras.

Al formar macizos o grupos, las de hojas anchas deben ocupar el centro y las más menudas la orilla. Los lugares abrigados del Sur y Pampero y con buena exposición solar pueden destinarse a plantas de clima más cálido que el nuestro, como la estrella federal. En lugares sombríos y húmedos o a media sombra, formar macizos de hortensias. A veces puede disimularse una  pared de mal aspecto cubriéndola de hiedra o plantando a su  pie Santa Rita, alguna variedad de jazmín enredadera o rosa mosqueta, plantas que la cubrirán totalmente si se aseguran a ella  tres o cuatro alambres colocados paralela y horizontalmente.

La formación de borduras, a pesar del trabajo que demandan algunos tipos de plantas, es aconsejable por realzar el conjunto y  dar estabilidad al jardín. Puede ser hecho con violetas, que se multiplican por estolones; lazo de amor fino o pasto inglés,  ambas por división de matas; boj, por esquejes; santonina, por  pequeños gajos; echeveria o rosa verde, planta crasa de tallo casi nulo, llamada así por sus hojas unidas en roseta; mesenbriantemum o rayito de sol, planta de fácil multiplicación por gajos.

Paralelamente a la preparación de proyectos, pueden realizarse estudios y prácticas de multiplicación de plantas por semillas, gajos, esquejes, hojas, bulbos, rizomas, acodos. Búsqueda de plantas de floración escalonada a través de las distintas estaciones. También de plantas desconocidas o poco cultivadas en la zona a fin de incorporarlas a la misma. Cultivos de plantas de interiores para adorno de los distintos ambientes. Clasificación de plantas por su ciclo vegetativo, tipos de hojas, flores, forma de multiplicación, origen, tipo de vegetación en lo que  respecta a ambiente. La floricultura; países que se destacan  en esta actividad. Flores que en nuestro país son objeto de intenso cultivo comercial. Posibilidades de hacerlo en la zona. La perfumería; países que se destacan en esta industria. La flor como expresión de belleza. Flores simbólicas. Poesías alusivas.

Ejercitación en la formación de ramos, haciendo notar que los tallos florales deben cortarse largos y ser reunidos por la base colocando los más cortos en la parte exterior del mismo. Ramos con flores de un solo color;  incorporación del verde, Hacer notar también que, aunque la moda impone a veces la formación de ramos con flores de distintos colores, no todos ellos combinan armoniosamente. Sobre este punto transcribimos lo expuesto por Mouduit y Pelufo en su obra “El  jardinero ilustrado”: “Considerando que el ojo normal está organizado para percibir simultáneamente y por tantos nervios ópticos especiales los tres colores fundamentales, cuando  percibe un solo color, dos de los nervios ópticos quedan inertes, lo que causa un cierto malestar, un exaltación tanto más fuerte cuento más subido y más resaltante es el color percibido.

Para recibir una sensación agradable es indispensable, pues que la vista perciba al mismo tiempo y sobre el mismo plano, el amarillo, el colorado y el blanco, o bien dos colores, pero uno complementario, o sea compuesto de dos colores.

El colorado tiene por complemento el verde. El amarillo  tiene por complemento el violeta. El azul tiene por complemento el anaranjado.

Llámase armonía cromática los matices intermediarios que hacen pasar gradualmente de un color simple a otro simple. Los contrastes armoniosos son la sensación que producen las reuniones artísticas de los colores fundamentales entre sí, o con sus complementarios, como uno predominante.

Se combinan agradablemente:
•    El colorado oscuro con amarillo celeste.
•    El colorado oscuro con verde pálido y purpurino.
•    El amarillo oscuro con rosado y celeste.
•    El azul subido con rosado y amarillo claro.
•    El verde oscuro con rosado y celeste.
•    El violeta oscuro con rosado y amarillo claro.

En la práctica y haciéndolo con mucho gusto, pueden asociarse los colores siguientes:

  •     Violeta con rosado y amarillo.
  •     Lila con punzó, blanco o amarillo desvaído.
  •     Anaranjado con colorado oscuro o violeta.
  •   Colorado subido con azul oscuro, blanco o amarillo.
  •    Granate con blanco, lila, celeste o amarillo.

No armonizan:

  •  El colorado con el anaranjado o el violeta.
  •   El amarillo con el anaranjado o el verde.
  •  El azul con el violeta o el verde.

En resumen, parece que las composiciones florales en las cuales entran los tres colores primordiales o sus complementarios, matizados con blanco y morado, procuran las satisfacciones artísticas más completas”.

A este respecto puede el maestro hacer comprobaciones, mostrando a los niños simultáneamente dos colores que armonicen cambiando luego por otros que desentonen.

La incorporación de estos conocimientos permitirá proyectar la realización de macizos y canastillos en lugares adecuados, en los que las plantas más altas y los colores más oscuros ocuparán el centro. Además facilitará la elección de colores cuando se decora el salón de clase, pintan macetas, jardineras, paredes, aberturas. Este conocimiento se extenderá a la vida hogareña orientando a quienes deben elegir telas para vestidos, trajes, cortinados, etc.

Son importantes los estudios hechos en este terreno respecto a: la influencia de los colores sobre el espíritu traducido en normas dictadas por los sociólogos a los futuros encuestadores  referido al color del traje a usar al realizar dicha tarea; sobre el organismo, según el efecto positivo ejercido en la salud de los empleados que trabajan  en la sala de turbinas de la Usina Hidroeléctrica de Rincón de Bonete, como consecuencia de una acertada elección de colores en la pintura de sus paredes; sobre el apetito, el cual se ha logrado estimular, decorando el salón comedor de algunos restoranes con determinados colores.

Hecha la elección  del proyecto para el futuro jardín escolar puede procederse al trazado de planos individuales consignando como mínimo el edificio, límites del predio inmediatos al mismo, bordes de canteros y setos.

Realizado el marcado de canteros   por alumnos y maestros, si no dispone la escuela de empleado para que realice el punteado de la tierra, será preferible que haga esta tarea algún jornalero, postescolar o vecino, por razones ya expuestas en trabajos anteriores.

Es conveniente que la tierra del jardín sea rica en materia orgánica; si no reuniera esta condición, incorporársela para darle mayor soltura.

Una vez preparada la tierra, luego de sufrir la acción de los agentes atmosféricos, “tomar centro”, según expresión campesina, se distribuirá el trabajo en equipos, procurando que en todos intervengan las niñas en atención a que en general serán ellas quienes en el futuro atenderán el jardín hogareño. Se iniciarán los trabajos dando preferencia a la formación de borduras para luego continuar con los restantes.

La obra de la escuela, si es efectiva, se reflejará sobre los hogares de la zona, despertando interés por las actividades que en ellas se llevan a cabo, llegando a traducirse en la realización de obras similares. A este respecto debe aclararse que así como el jardín escolar, por las causas anotadas, debe ser preferentemente paisajista, es probable que muchas veces convenga el de tipo simétrico para los proyectos a  realizar en casa de los vecinos, ya que en general ocupan espacios reducidos.

La escuela puede también proyectarse a los hogares mediante la distribución de semillas, plantines, bulbos, rizomas, podas y plantas diversas, pudiéndose llegar en etapas más avanzadas a la organización de pequeños concursos de flores y ramos y a la formación de clubes de niños jardineros.

1966/10/01

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