Formación de monte frutal en la Escuela Rural

 

1963/05/20
Formación de monte frutal en la escuela rural
Artículo escrito por Homero Grillo publicado en la revista Rumbo

Las numerosas actividades agronómicas señaladas en el programa para Escuelas Rurales, a pesar de las aclaraciones formuladas en el mismo, pueden llevar al maestro a una dispersión de trabajo en perjuicio del rendimiento escolar.

Una o dos actividades agronómicas bien realizadas, dan el material suficiente para cumplir un buen plan de trabajo.

Por las posibilidades ofrecidas por todas las escuelas del país, por el material de trabajo que aporta y por las necesidades que llena, la huerta debe figurar como la primera actividad agronómica a realizar en la escuela rural. Además, de acuerdo con la función social que se le asigna, en la lucha por elevar las condiciones humanas de vida en zonas de bajo nivel económico, la buena aplicación del programa en el aspecto agronómico llenará su función educativa específica y cumplirá cierta acción compensadora.

Asociado a la huerta, aprovechando las frecuentes labores que exige el buen cuidado de la misma y con igual cerco, abrigos y terreno, puede ampliarse el trabajo agronómico instalando en ella el monte de frutales.

Ubicación del monte frutal en el predio escolar

Dar indicaciones generales sobre cómo hacerlo, para que al instalarse la huerta, se dispongan las cosas de modo que en cualquier momento pueda incorporarse a la misma el monte frutal, sin que sea necesario modificar lo ya hecho, es lo que se pretende con este trabajo.

Al hacer la elección del lugar, se habrán  considerado las distintas actividades a desarrollar en la escuela a fin de que cada sector se ubique en el lugar más adecuado.

El jardín, el galpón o aula-taller y el patio de juego, muy próximos al edificio. La huerta  y el monte frutal, también próximos para facilitar su cuidado, pero apartados de patios de juego y canchas de volley-ball, etc.

Dado que la elección del lugar será determinada por las causas anotadas no siempre se podrá elegir el predio con exposición ideal, como sería la N.O, o de tierras humíferas o humíferas- arcillosas.

Trabajos previos

Si en el lugar elegido existiera gramilla o alguna otra planta invasora, se logrará su destrucción por medio de aradas superficiales y rastreadas frecuentes, antes de trabajarlo profundamente.

Si existiera corrihuela, perejil cimarrón, artemisa, etc.  plantas todas muy difícil de extirpar, será necesario usar herbicidas. La pérdida de unos meses y aún de un año, es siempre preferible a objeto de asegurar un trabajo eficiente.

Forma

El máximo aprovechamiento de cada metro de cerco y de línea de abrigo se obtiene con el cuadrado. Esta forma es también la que exige menores desplazamientos.

Superficie

Estará determinada por el alumnado, las herramientas, el personal o las posibilidades de la escuela, como también por las exigencias del comedor escolar y  métodos de trabajo.

Como medida mínima para plantar nueve árboles podría cercarse un cuadrado de m 21,50 de lado. Eliminando espacio ocupado por caminos y el que toma la línea de abrigo, queda una superficie aprovechable de 255 metros cuadrados dividida en tres canteros. Esta superficie puede ser trabajada a pala en sólo dos o tres días por algún jornalero de la zona pudiendo intervenir en el trabajo los alumnos mayores, aprovechándose la oportunidad para realizar las observaciones o críticas que pueda merecer el trabajo.
25 árboles exigen 33,50 por 33,50; 15 en terreno rectangular 21,50 por 33,50.

Abrigos

La huerta y el monte frutal se favorecen con el abrigo formado al sur, sureste y suroeste. Por su sistema de raíces, el ciprés piramidal se destaca entre todas las coníferas. A pesar de su porte, no forma una pared maciza como el ciprés lambertiana, actuando más bien como rompe viento, permitiendo la circulación de aire en los días de verano y por sus raíces pivotantes (que buscan hacia abajo) es suficiente un espacio de 5 metros entre la línea de abrigo y la primera línea de frutales. Cuando el abrigo es de ciprés lambertiana se debe doblar esta distancia.

Un metro  de distancia entre planta y planta y entre la línea y el cerco, parecería la más indicada. Sembrando alfalfa en el espacio que media entre la línea de abrigo y la de los frutales se mantiene dicho espacio limpio de yuyos a la vez que se aprovecha y enriquece el terreno.

Sistema y medidas

El más indicado para un pequeño monte es el cuadrangular o de marco real y la distancia mínima entre fila y fila, de seis metros.
Esta medida permitirá formar canteros de cinco metros, con caminos de uno.
Si el terreno tuviera inclinación, los canteros se orientarán en sentido contrario a la misma a fin de evitar erosión. Los árboles ocuparán el centro o eje de los canteros.

Contrariando un precepto de fruticultura que aconseja que se agrupen clases y géneros de cada forma, a fin de lograr que la tierra reciba el máximo de sol durante el invierno, los árboles de hoja permanente pueden plantarse en las dos líneas que forman el ángulo recto con vértice al sur, que corren paralelas y junto a las que forman el abrigo. Pueden también plantarse alternando frutales de hoja permanente con frutales de hoja caduca, predominando estos últimos.-

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El primer sistema presenta la ventaja de que la  zona más afectada por la sequía, la inmediata a la zona de abrigo, está ocupada por plantas que fructifican en invierno y primavera.

Con ambas disposiciones en un monte de 25 árboles corresponden 9 de hoja permanentes y 16 de hoja caduca. Observar qué sucede si aumenta o disminuye el tamaño del monte.

Para favorecer el trabajo en la huerta y la acción del sol sobre las plantas cultivadas bajo los árboles, éstos se podarán a medio viento.

Pozos

Su tamaño estará determinado por el tipo de tierra. En suelos arenosos y de fácil drenaje hacer pozos grandes. En suelos muy arcillosos es suficiente un cubo de 50 a 60 centímetros de arista.

Al abrir el pozo se apartará la tierra del suelo, generalmente hasta 25 o 30 centímetros, de la del subsuelo, ocupando al plantarse el árbol, la primera el lugar de la segunda y la segunda el de la primera. Se cuidará que el cuello del árbol conserve el mismo nivel que en el vivero.

Condiciones varias. Porta injerto o patrón

Preferir el franco, o sea la planta de la misma clase obtenida de semilla, para la mayoría de los frutales de hoja caduca y en general el Poncirus Trifoliata, con injerto bien bajo para evitar la exocortis, para  los citrus.

Porte

Estudiar en el catálogo de la casa donde se adquieren los árboles el desarrollo de cada árbol a fin de colocarlo en el lugar más adecuado.

Polinización

En manzanos y perales tener en cuenta las variedades polinizadoras ya que existen algunas que no se autofecundan por lo que es necesario plantarles a su lado variedades que actúen como polinizadoras. Por ejemplo la variedad Deliciosa y Red Deliciosa tiene como polinizadora a los manzanos Jonathan, King David, Ben David, etc.

Tierra

Tener también en cuenta el tipo de tierra conveniente a cada árbol.
El duraznero, por ejemplo, uno de los árboles más cultivados en nuestro país se comporta mal en tierras arcillosas o poco permeables.

Elección de frutales

Caben varios criterios.

1°). -Formar el monte incluyendo la mayor cantidad de los frutales cultivados en nuestro país con el fin de disponer de material de enseñanza para: efectuar reconocimientos, realizar podas, estudiar pestes y plagas y la forma de combatirlas, observar cómo se comportan frente a tierras y clima de la zona, etc. Puede presentar el inconveniente de que si no se conocen plantas y sus características, se obtenga por resultado un monte irregular en muchos aspectos.

2°). – Elegir aquellos frutales que permitan aprovechar su producción para alimentar al alumnado: membrillero para utilizar su fruto en la fabricación de dulce;  durazneros, para preparar duraznos en almíbar, debiendo plantarse variedades que maduran tarde; naranjos y tangerinos, para repartir sus frutos a los alumnos en los meses de invierno y primavera, plantando variedades de producción escalonada; manzanos, con igual fin, siempre que fuera posible depositar sus frutos en cámara frigorífica.

3°). – Podría también, pero ya dentro de un plan más ambicioso formarse el monte con aquellas variedades de frutales a utilizar en el futuro como plantas madres de los viveros a formar en la escuela y preferentemente en casa de  aquellos vecinos que desearan crear en la zona nuevas fuentes de trabajo  y producción.

El monte frutal y el trabajo docente

Al llevar a la práctica el proyecto de formación de monte frutal, el maestro encontrará buen material para su trabajo docente.

Eliminando obstrucciones, podrá plantear a sus alumnos situaciones reales que aclaren los problemas y aumenten el rendimiento haciéndoles grato y efectivo el aprendizaje.

Adquirirán hábitos de observación  y el aplomo y la seguridad que da el trabajar con hechos concretos.

Algunas sugerencias al respecto.

Observar con alumnos alrededores de la escuela y ubicar sitio adecuado a cada sector previa discusión respecto a ventajas e inconvenientes de soluciones propuestas. Lugares donde se estaciona el agua, zonas por donde ella corre, divorcio  de las aguas, idea de cuenca, cañadas, arroyos, etc. Accidentes geográficos más notables de la zona. El estudio de la exposición del terreno llevará a tratar todo lo relacionado con orientación. Observación de puntos del horizonte por los cuales sale y entra el sol; modificaciones que sufre y su relación con inclinación solar, duración de los  días, etc. Estaciones y su origen.

Al ararse el  terreno, estudio sobre costos de producción. Reducción de cuadras a hectáreas y viceversa. Uso  de herbicidas: cartas solicitando indicaciones respecto a forma de empleo, precios, etc.

Trazado, en el patio de juego de perpendiculares triángulos, cuadriláteros, círculos y elipse por el método de los jardineros utilizando estaquitas e hilos. Construir ángulos rectos por método de albañiles 3, 4 y 5. Comprobar y afirmar el trabajo de aula.

Con escala de 1/10 hacer trazado del proyecto en el suelo, señalando cerco, línea de abrigo y lugar que corresponda a cada árbol.

Plano utilizando como escala 1/100 o 5/1000.

A su debido tiempo marcar pozos para postes del cerco, línea de abrigo y lugar que corresponde a cada árbol.

Árboles indígenas de hoja permanente y caduca. Su reconocimiento. Estudio de caracteres físicos de la tierra; dificultad para modificarlos; los abonos orgánicos.
Prueba, agregando abono orgánico a un cantero de la huerta.

Inclinación del terreno; erosión y sus peligros; cómo evitarla.
Censos de frutales existentes en la casa de los alumnos y de ser posible en la zona.
Promedios.

¿Qué clases se comportan mejor?. ¿Se combaten pestes? ¿Cuáles predominan? Proyecto de monte frutal a iniciar en casa de algún alumno. Cantidad de árboles a plantar en una hectárea   y su costo según precios de catálogos de casas de plantas o viveristas. Conveniencia de que existan viveros en la zona. ¿Podrá convenir a la zona la explotación extensiva de algún frutal? Estudio de mercados consumidores según  distancias, fletes y capacidad de absorción. Probabilidades de industrialización.
Importación y  exportación de frutas  en nuestro país.

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Ver Unidad de Trabajo “El árbol” del Instituto Normal Rural año 1957.

La biblioteca “La Chacra” ha publicado obras sobre cultivo de citrus, manzanos, durazneros, ciruelos, etc. A pesar de su elevado costo se recomienda el “Tratado de fruticultura” del doctor D. Tamaro.

Sobre erosión, consultar “Manual de conservación de suelos”.

1963/05/20

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